lunes, 13 de agosto de 2012

Primeras pruebas con un refractor

Hace un mes, y de forma totalmente inesperada, gané el concurso fotográfico que la AAM organiza todos los años en Astrobonilla, con lo que cayó en mis manos, como primer premio, un refractor APO doblete de manufactura TS, con 560 mm de focal y 80 de apertura, esto es, un F7.




Mi primer contacto fue muy doloroso, ya que era imposible hacer foco con mis oculares. Además, mi trípode, perteneciente al reflector Vixen, era muy bajo, con lo que me pasé toda la noche tirado en el suelo sin ser capaza de enfocar una maldita estrella.

Al día siguiente contacté con los que saben de esto y me pusideron al día. Estos refractores necesitan un prisma, que además de hacer más fácil su manejo, aumenta la separación entre el ocular y el refractor, con lo que el enfoque es posible. Es además imprescindible hacerse con un trípode bien alto, típico para refractores.

El siguiente paso fue probar la fotografía. Las primeras conclusiones han sido agridulces. Por un lado, me gustó lo compacto del tubo, que facilita mucho su equilibrado. Además, las estrellas de los bordes de la fotografía salen algo mejor que en el reflector. Esto en el aspeto positivo. En el negativo, al ser F7 es más difícil enfocar, y al tener una focal más corta el campo fotografiado es un 34% más grande, con lo que se pierden aumentos. En fin ya veremos que sale de todo esto.

Por último, no quiero despedirme sin mandar mi más sincero agradecimieno a los muchos astrofotógrafos de la AAM mejores que yo, y que por diversas razones, decidieron no presentarse al concurso. Sin su ausencia, este pequeño milagro no habría sido posible.

Os dejo la foto con la que gané el concurso. La famosa Trífica (M20), en Sagittarius



Hasta pronto,
Ramón